—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Permíteme, a veces, cierta melancolía.
Pero no la confundas con esa nada
que a veces se me instala en los ojos,
con ese nadie, con ese nunca,
que en ocasiones sobrevive
donde se supone que yo habito.
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Permite pues que por un momento
ejerza de fugitivo de mi memoria misma,
de zapador tramposo del horizonte mismo,
de batiscafo de cualquier niebla.
Se me pasa enseguida, ya sabes, y luego,
tus brazos, la lluvia, la tarde
doblándose con las horas en las avenidas.
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Mientras, los relojes de arena,
aquejados de desiertos, lloran su sal
a cambio de una transfusión de playa.
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Mientras tanto, los invernaderos,
contagiados de su propio invierno,
marchitan todas las flores
en la transparencia de su estómago.
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