—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Digo miradas, a veces,
como naves que naufragan
amarradas al puerto. Digo
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a veces ojos cansados
que persiguen el sueño
antes que el reverso de la piel.
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Digo, o me callo, las horas
en vela de un transistor
con las pilas agotadas.
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Agotadas, digo, como las olas
hartas de romperse en la misma piedra,
sin fuerzas para dejar de embestir.
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Embestir, digo, y suena lejos,
como el eco de una tarde de miércoles
o el horizonte rectilíneo
del desierto del jueves. Digo
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del mutismo del deseo unilateral,
del insomnio de la mala digestión
del vino, de la finta,
y de lo que no digo.
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Digo lo que ya dije antes:
digo que pronto vengo
aunque pronto partas,
aunque llegues tarde.
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