—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Me persigue el síndrome del impostor
mientras me dejo atrapar, indolente.
Pienso, por mucho que opine la gente,
que cualquier otro lo puede hacer mejor.
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Sin embargo, nunca evito ese error
vestido de embustero impertinente,
embisto cada muro con mi frente
hasta que en la grieta aparece el calor.
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Cada cosa que brota de mi izquierda
tarde o temprano se torna marchita,
se pudre, se avejenta, huele a mierda.
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En ese abono la llama crepita:
soy un impostor, y aunque a veces pierda,
cada diamante, antes fue antracita.
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