Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".

Nada era casual, sinó acaso

Nada era casual, sinó acaso,

la cerrazón hermética de los armarios,

las tempestades eléctricas entre los brazos,

las estrellas cifradas del techo agrietado.

 

Nada premeditado, en todo caso,

los dígitos anotados, el papel en pedazos,

las mariposas de ceniza de primer plato,

naranja, la piel, la pulpa, zumo agrio.

 

Nada fortuito, quizás, a ratos,

el alfiletero superpoblado y barato,

el racionamiento bélico entre los labios,

la cola del paro de nuestros abrazos.

 

Nada era casual, sinó acaso,

el continuo adiós, eterno fracaso.

Aviones que aterrizan con gran retraso,

y despegan al ritmo de un marcapasos.

 

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Esta entrada fue publicada el marzo 21, 2011 por en La maniobra de Heimlich (poesía).
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