—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Los hombres tenemos querencia
a sumergirnos en un líquido
cualquiera.
Nos viene del útero, del encierro
submarino y salado,
del buceo atávico, elástico,
caliente. De la solución
que nos acomoda en la carne
que nos alimenta.
Cuando germinamos
al aire de la superfície
—entre sangre y estertores—.
nuestros pulmones se anidan
de lamentos y lágrimas.
Mutamos en ese instante
de morador del fluído
a recipiente nómada y ambulante;
y de ahí, al alma que anima
nuestro hueco y nuestro envase
a la vocación del zahorí,
para llenarnos con mareas ajenas.
Por eso emerger del agua
es tan parecido
a darse cuenta
de que te has ido.
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