—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Los zurdos tenemos
una manera extraña
de escribir.
O bien forzamos el gesto,
o bien pasamos la mano
por encima
de lo escrito.
Está bien, en cualquier caso:
emborronamos la línea,
y nos herimos los dedos
con las aristas.
El resultado: una mancha
—tinta o sangre
o ambas combinadas—
a la izquierda de tu cintura,
un borrón cerca
de la constelación
de tu ombligo, una mácula
en la geografía de tu pecho,
un esbozo siniestro
—pendiente de pasar a limpio—
en la diestra caligrafía
de todos tus espejos.
Este zurdo tiene
—en concreto—
tachaduras inversas
de tu piel, en su mano.
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