—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Yo que ando tan cansado
de no querer creer lo creíble,
de intentar obviar lo posible,
envidio tu paso sincopado,
tu ánimo incombustible
y tu voracidad.
Yo que ya entorno los ojos
ante la letra pequeña
o el horizonte lejano,
codicio tu mirada extraviada,
tus pupilas congeladas
en la última imagen impresa.
Ambiciono tu pulso sin tensión,
tu sostenido encono por el colmillo,
tu soledad en la muchedumbre
en donde prima el hambre
por encima del hombre,
y sobre el latido.
La mayoría no lo entienden,
pero tu mueca es una sonrisa
feliz y llena, con hebras
de carne entre los dientes,
con el instinto mandando
en tu deambular, en tu girar
la cabeza al más mínimo
indicio de vida.
Anhelo tu vaivén al andar
y tu expresión animal,
pero también te compadezco:
tus presas vivas
nos marchitamos
frente al televisor,
o frente al destino que imaginamos.
Camina y muerde.
¡Qué envidia!