Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".

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Escribo pronto vienes
para que ocurra. Porqué lo dices,
lo escribo. Deletreo
pronto vienes
y la niebla parece disiparse
o, al menos,
adquiere un sabor
más llevadero.

Escribo pronto
y vienes entre los jirones
de la noche y de los kilómetros.
Escribo vienes, y pronto
se convierte
en un adverbio circunstancial
de agua.

Digo en voz alta
pronto vienes
y los ecos me alcanzan
con las aristas domadas,
como palabras que acarician,
chatas y dulces.
Como si los clavos y las astillas
fueran azúcar y vino
en la garganta del que espera
a que vengas pronto.

Digo,
y escribo,
y tú lo dices,
y lo escribes.
Y pronto,
nos venimos.

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Juntos

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Esta entrada fue publicada el abril 10, 2015 por en Lecciones de anatomía para suicidas inexpertos.
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