—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Cuando el suelo está caliente
las gotas de lluvia,
a veces, no llegan a tocarlo.
Se desvanecen.
Desaparecen
a escasos centímetros del suelo.
De la misma manera,
en ocasiones,
las manos que impulso
no llegan a tocarte.
Se aproximan.
Se detienen
en esos dos o tres milímetros
previos al contacto.
La lluvia y nuestras manos
conocen de combustiones
espontáneas,
saben de evaporaciones
estentóreas.
Y saben,
también,
de la chispa y la tormenta.
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