—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
_____________________________
_
_
_
A veces, detrás de las puertas hay un abismo
y los portazos son grietas en las placas tectónicas
que configuran el alma.
Uno escucha ese golpe llegando desde atrás,
y ve la escalera que conduce al mundo.
Al fin del mundo.
Imagina entonces al otro, al otro lado,
con los brazos cruzados sobre el pecho.
Y la mirilla es la única luz posible.
Uno se va, doblado como la ropa usada,
empujando maletas, siendo atropellado por ellas.
Y la esquina más cercana son las antípodas,
con glaciares y ríos de lava que vadear.
Uno llega a la otra puerta y la observa perplejo,
con cuarenta y pico escalones como testigos,
y entra con el temor de la hoja en la herida.
Recuesta entonces uno su espalda contra la madera
con la absurda intención
de que algunas moléculas permanezcan fuera.
Así, por fin, uno se acuesta
en una cama desconocida, inhóspita, incivilizada,
y se apuesta con ella la noche a doble o nada.
De esa manera uno se duerme entre dos puertas.
_
Esta noche hace exáctamente cinco años.
_