—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Tengo que deciros algo,
aunque es posible que lo sepáis:
la meteorología no es una ciencia.
Detrás de esa fachada de cálculos,
isobaras y radares, realmente hay
un escogido grupo de taumaturgos
que hablan con los insectos
después de lanzarlos contra el viento.
Escrutan también, de manera
sistemática,
los ojos de los transeúntes
para averiguar la humedad relativa.
Suben a altas torres, abren
los balcones, husmean las nubes,
y murmuran palabras antiguas.
Luego se reunen en asambleas secretas,
alardean de sus genitales, lanzan
sus sortilegios. Cantan himnos olvidados.
Finalmente, visten sus mejores galas,
se marchan cada uno por su lado, acuden
a sus respectivos platós televisivos,
a exhibir sus costosas dentaduras.
A dar su parte, su maldito weather report.
A dejarnos a todos mirando el cielo
desde nuestras ventanas diminutas.