Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".


 

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Para cocinar
una despedida
en su propio jugo
es necesario conseguir
un abandono afilado,
fresco
y en buen estado.

Los que parecen cercanos
a la irreversibilidad
dan excelente resultado.
Aun raros. Aun, más, caros.

Después de desollarlo
y escaldarlo unos meses
en orgullo abundante,
báñelo unos minutos
en aceite de desasosiego.

Una vez dorado
trinche y sirva
de inmediato —o de ejemplo—
en forma de cama vacía,
acompañando con las esquirlas
del propio plato roto.

Siempre en ración
para uno.

Solo.

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Esta entrada fue publicada el mayo 23, 2016 por en Uncategorized.
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