—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Los pasos necesarios
para mantenerse en pie
son pocos, simples,
pero hay que ejecutarlos
con extrema precisión.
(al fin y al cabo, el mundo
es una piedra que cae
mientras gira, y el suelo
una cubierta inacabable
que se balancea sobre el mar).
Debe uno observar
los quehaceres de la fruta.
Es decir: crecer, madurar,
oxidarse y perder el azúcar
antes de alcanzar, sucesiva
e inexorable, la podredumbre.
Claro está, uno puede
precipitarse desde la rama
aún verde. O desear ser picado
por las aves, y albergar
la esperanza de alguna semilla
en sus vientres voladores.
Tomar, también, el empeño
del camino del árbol:
hacia arrriba y hacia abajo
y hacia todos los lugares
a su alrededor, con el único
propósito de sedimentar
sombra sobre las sombras
y especular la relación
entre la raíz y la copa.
Finalmente, la mecánica
de la bicicleta debe
ser tomada en cuenta.
El pedaleo sin descanso
es más necesario que el freno,
la rodada, imprescindible
para el equilibrio. O el punto
de apoyo cuando ceja el empuje.
Todo eso, además
del minúsculo océano
encerrado en cada uno
de nuestros oídos.
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