—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Por la presente, el cuarto
oscuro en el que se almacena
el odio (interior, 14 m2),
expone su voluntad de secesionarse
de la casa callada como enfermo
al que su dolor ya no le urge.
Así pues, reunidas las partes,
a las tres de la madrugada
de un lunes de insomnio,
la dependencia manifiesta su sentir,
similar —afirma— a las bolsas
de plástico ondeando
en la valla metálica
en una tarde de temporal.
Amenaza, pues, con adquirir
unas ruedas cualesquiera y,
ya en forma de carromato, huir
por un camino aleatorio.
La casa, por su parte,
ante la suposición de vacío
doble y redundante, se sacude
el polvo de las solapas
de su traje caro, y se compromete
a proporcionar ventana por la que
los campanarios hinchen las velas
con vientos de bronce, además
de volver a trasladar,
al susodicho cuarto, el piano
que otrora moró su rincón
más septentrional.
Satisfechas las partes,
y tomando pacto de seguir
ambas siendo una, concluye
esta reunión en mi menor.
Y, para que así conste, yo,
la escalera del edificio,
lo firmo en la fecha
arriba indicada.