—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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La cubierta de un libro no es un cartón brillante,
sólo es la puerta de un jodido laberinto:
a veces hay que dejarse perder, otras,
es mejor dar un portazo y pillarse los dedos.
La tapa del libro es una suerte de balsa
para escapar de las tormentas de las islas desiertas,
o un bloque de cemento anudado a los zapatos.
Casi se parece más a la tapa de un ataúd.
Mejor aún: al tablón que cierra la caja
del viejo gato de Schrödinger, y todo su mecanismo
de incertidumbre.
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