—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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La llama baila avivada
por el viento, animada
por la devoción
de la leña.
Entonces, un curioso
fenómeno —tal vez
meteorológico— agota
el oxígeno, precipita,
de manera instantánea,
la temperatura.
El fuego no se apaga:
la hoguera se congela.
Se fosiliza y se detiene.
Una representación,
tridimensional, gris
y frágil, del efecto
de la combustión
en la madera.
Una sublimación inversa
y pétrea, que ni siquiera
quema. Puedo tomar
ese extraño trofeo
y usarlo para adornar
mi estantería.
Con suerte, un día, todo
volverá a su naturaleza
y el fuego se contagie
a toda la casa. Tal vez
el juez, entonces,
pase por alto
mis tendencias pirómanas.
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