Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".


 

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LAS CÁMARAS no pierden detalle. Las antenas
triangulan tu posición. Los grandes discos duros,
bajo los cimientos de los edificios, almacenan
tu voz, tu deambular, tus gestos, tus textos,
tu lista de la compra. Alguien, si es preciso
puede analizar tu preferencia, tu hábito,
tu lágrima, y el resultado de tu último análisis.

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Tu basura, incluso.

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Por eso, a veces, hay que guardar silencio y sudar.
Concentrarse en la intimidad del reverso del párpado.
Latir y callar. Pensar y salivar.
Y en caso de ser absolutamente imprescindible
cualquier forma de comunicación, basar ésta en el tacto
y en los gritos ininteligibles. O en ataques violentos
contra el mobiliario urbano. O en manchas
que no puedan ser remotamente asimiladas
a corriente artística alguna.

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Entretanto, saludar a todas las mirillas
de las puertas, y a los diafragmas de todos
los micrófonos.

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Un, dos, tres,
________________________ probando.

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old_miccb

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Esta entrada fue publicada el septiembre 30, 2016 por en Uncategorized.
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