Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.
—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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ECHARTE de menos es una materia
tangible.
Se puede tocar. Varía su densidad,
su dureza y su brillo, en función
de nimiedades como una sonrisa,
la humedad relativa, o la dieta.
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Hay días, entonces, de mármol
y de barro hasta los tobillos.
De zarzas amordazando, de escarcha.
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Es así: no puedes hacer otra cosa
que caminar bajo el temporal
con las manos en los bolsillos,
clavando las uñas en la palma
de la mano.
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Luego, sin previo aviso, las propiedades
de ese material mudan, y echarte de menos
se vuelve guitarra, o vino, o ventana,
o tarde de otoño en un motel de carretera.
O reduce su visibilidad hasta el tamaño
de la palma de tu mano.
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Hay que aprender eso. Por difícil que sea.
Y es casi miércoles.
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Tus ojos, mis manos, y otros desiertos. 