Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".

oscilobatiente

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Entonces el brillo de la tarde
ha ocupado más espacio
del que la tarde dispone.
Entiendo entonces que la sombra
se torna del mismo material
en el que se proyecta.
Lo mismo ha de ocurrir con la voz,
con casi cualquier sonido.

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Y con las caricias.

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Se abre hacia un lado
o hacia el otro, alternativamente.
Entonces un gemido se derrama
por la comisura del recuerdo
dejando un reguero de luz y ceniza.
Sobrevienen, entonces, espasmos crudos
con un epicentro incierto,
que tiemblan, temerosos, en la carne

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y en la ventana.

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Esta entrada fue publicada el mayo 19, 2017 por en Uncategorized.
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