Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.
—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
otro
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Qué suerte, los que sabéis
obrar ese sortilegio
de mudar en observador
de cuanto os pasa.
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Qué fortuna esa, qué ventura,
ser testigo y no parte,
ese ver desde fuera, ese
ser, decididamente, otro.
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Yo no alcanzo. No puedo.
Me desmadejo en el lance
y siempre creo ver doble:
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observador y contemplado
ocupando el mismo espacio,
separados apenas en un lapso.
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Miro allí dónde estuve
y ya no estoy, miro
hacia dónde me dirijo
y aún no he llegado.
Miro el lugar que ocupo
—vuelvo acaso lo ojos—
y todo es oscuro y es ruido
y es miedo y falta de aire.
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Qué suerte, los ubícuos,
los que logran ese travelling,
ese aúreo desdoblamiento.
Qué suerte, los poetas,
los anacoretas, los amantes.
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Tus ojos, mis manos, y otros desiertos. 