Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.
—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
la piel de los tambores
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Aunque hayamos encontrado
en la piel de los tambores
nuestra misma telaraña de venas,
ellos no son espejo de nuestra sangre
aunque batan al ritmo de cada latido.
Sin embargo, vistos al trasluz,
esos jirones presentan cierta similitud
con la red de diminutos capilares
que colonizan siempre a la niebla.
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Es tarde, las ventanas están abiertas
y se pega, húmeda, al paladar
la cáscara de la semilla del otoño.
Se escuchan a lo lejos los timbales
reverberando en el aire estancado.
Y, en ese metrónomo, mi carne
se bebe lo que queda del día.
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Tus ojos, mis manos, y otros desiertos. 