—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Qué suerte el agua.
Se derrama y sigue siendo
agua derramada. Se evapora
en partículas minúsculas
y cada una es agua.
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Qué suerte la noche,
que amanece y se deshace.
Pero no muere: se muda
a otra noche y sigue
siendo la noche de alguien.
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Qué suerte el espejo,
que se astilla y cada añico
aún conserva el reflejo
de quien se asoma a la esquirla
para mirarse a los ojos.
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Qué suerte la mía,
que se me rompe la piel,
los huesos, la espera,
la sed, los silencios,
y escribo en las cicatrices.
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