—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡El futuro es santo! ¡La posibilidad es santa!
¡Es santa la alta definición y la conexión
de alta velocidad y la exposición instantánea!
¡Santa sea la obsolescencia acordada
y la conversación intrascendente!
¡El algoritmo es el más santo de todos los santos,
y son santas la microcirugía, la levadura y la fe!
¡El crédito y la reputación son santos!
¡Las servilletas arrugadas al pie de la barra,
bajo los pies de los clientes son santas!
¡Santa la tarde que huye la noche que llega
la madrugada que no se espera la luz que vira!
¡La inteligencia artificial es santa y es santo
el instinto animal de la zarpa y el colmillo!
¡Son santos los andenes, las terminales,
las paradas de autobús y las bocas de metro!
¡Santos los dígitos iluminados de los relojes,
santa la inexistente y fugitiva eternidad!
¡Santos tus ojos de color pantalla, santas
tus palabras con acento en el píxel, santo
tu mensaje volador y anhelado, santa
la cobertura inalámbrica y la cola
para adquirir el último dispositivo!
¡Santa la semilla y el agua que la riega!
¡Santo el desierto y santa la grieta civilizadora!
¡Santas las luces salvadoras de los bares
que cantan su luz como las sirenas!
¡Santa es la plegaria de los descreídos
y la soledad aplastante de las multitudes!
¡Santo sea el rebaño y los vuelos lowcost
y el cinturón de seguridad y el aterrizaje forzoso!
¡El astronauta en un decorado de cartón es santo!
¡El conductor suicida del transporte escolar es santo!
¡La culpa el perdón la condena el juez todos santos!
¡Tú y yo somos santos mientras todo se extingue!
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