—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Nos acercábamos al acantilado
sólo por ver las olas rompiendo abajo.
Cada una de ellas era distinta:
igual era eso lo que nos gustaba.
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Mientras, el planeta seguía girando,
y había mareas, eclipses y risas.
Proyectábamos sombras que se alargaban
mientras el sol se hundía en el horizonte.
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Pero las olas seguían sentenciadas
a ser siempre las mismas, y diferentes.
Luego nos alejábamos de las rocas
compartiendo con el agua esa condena.
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