Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".

escena XXVI

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De qué serviría que yo mismo
hiciera un agujero en el suelo
tan profundo como fuera posible.
De qué serviría que clavase
la pala sin descanso, intentando
llegar al centro del mundo. De qué
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valdría que fuese atravesando el hogar
de los gusanos, la morada de los muertos,
los estratos de todos los tiempos que fueron,
de qué, que horadase sin luz, sin aliento,
hasta que la herramienta se deshiciera
con el metal líquido de la lava.
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De qué serviría que mis manos
resistieran la roca fundida, que mis
pulmones procesaran todo el gas del veneno,
que mis ojos alumbraran esa noche perenne,
que mi voz atronara con cada cuchillada
que mis brazos infringieran a la tierra.
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Tal vez sólo sirviera para la certeza
de la gravedad absoluta, del magnetismo
perfecto de cada molécula, del calor
supremo de saberse un centro.
De que tú seas alguien que yo escribo.
De que yo sea el nadie que nadie más escribe.
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esce26

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Esta entrada fue publicada el mayo 31, 2020 por en Uncategorized.
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