Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".

escena XXVII

_
_
_

Cuando yo era niño
mi padre me explicaba
que cuando ves el destello
de un relámpago,
debes contar despacio
—uno, dos, tres, cuatro… —
hasta que llegue a tu oído
el rugido del trueno.
Ese número —decía— es, en kilómetros,
la distancia a la que el rayo
hirió la tierra.
_
Seguramente no es cierto.
_
_____________________ Pero
cuando se acabe el mundo
será algo así: veremos
un fogonazo, y al momento
sonará el último estruendo.
Yo, que gracias a mi padre
conozco ese truco,
no miraré hacia el destello,
no sea que me deslumbre.
Atenderé, de espaldas, a todo
lo que esa luz ilumine.
Y emplearé ese tiempo
en contarte lo que vea.
_

esce27

3 comentarios el “escena XXVII

  1. Zoe
    junio 8, 2020

    Muy bello. Escribo esto, aunque no sabría decir cómo me gusta, para no dar solo un «like». Saludos.

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Información

Esta entrada fue publicada el junio 7, 2020 por en Uncategorized.
Follow Tus ojos, mis manos, y otros desiertos. on WordPress.com

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a este blog y recibir avisos de nuevas entradas.

Únete a otros 490 suscriptores
A %d blogueros les gusta esto: