—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
Le pido al otoño la prisa del árbol,
su abrigarse entre anillos, su perpetuo
y doble espejo. Le pido al frío venidero
que el formón del tiempo me excave
las arrugas y los huesos en tu paso y tu poso.
Eso, y no más, le pido.
Le pido el agua casi constante,
el intervalo entre la herida y la presencia.
Vengo a pedirle un faro y un ancla
ingrávida, un pulmón a medio fuelle,
una piedra en las costillas:
la de la locura, la del deseo que no llega.
Todo eso, acaso, le pido.
Requiero del otoño que se intuye
ese grano de centeno que atesore,
que acopie el porvenir de la cosecha,
urdida del fuego que alimenta el rastrojo,
ese hambre de ceniza del arte de la tierra.
Su caída por el barranco,
ó el día dos mil quinientos cincuenta y ocho.
Nada más, le pido.