—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
No puedo hacer más
que escuchar atentamente lo afásico,
que averiguar la frecuencia de lo mudo,
para poder explicarlo
a quienes lo oyen a la perfección.
Me resulta imposible
no definir con precisión los bordes
de lo invisible. No ver lo que se esconde
a los ojos de los que miran
todo y a todos, sin descanso.
Percibo el aroma,
huelo lo que no emana fragancia.
Lo que carece de perfume
me explica todos los matices
de las narices tapadas y estériles.
Devoro y digiero,
saboreo y aprecio el paladar
que me revela lo insípido,
que me brinda lo insulso:
ese manjar que se niega al mundo.
Toco lo intocable.
Mis manos alcanzan lo indefinido,
lo que adolece de relieve
o de textura. Puedo palpar
lo que es inexistente en los demás.
Así:
te escribo en lo invisible del grito,
en lo intangible de la piel de la caricia,
en el canto imperceptible del destello,
en ese olor a hierro de todo lo amargo,
en el sinsentido del efluvio de la sinestesia.