—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
No tenía pensado recordar todos los detalles
pero ese maldito destello lo pide a gritos:
hay versos que nacen preñados de grieta,
como el bronce quebrado de una campana
que se rompe porqué vibra, que se hiende
y se raja y se casca y se cuartea mientras canta.
Versos que brotan hueros de tan precisos,
de tan contagiados de la cláusula de lo exacto,
de tan poco universales como un contrato definido.
Por eso esos brillos —el sol incendiando la orilla,
la luna en tu espalda, tus ojos entornados mientras
exhalas gemidos, el fuego que le da la vida a un guiso…—
impiden que olvide ni un solo maldito detalle.
Y en eso ando.