—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
Podría engañarme
y pensar que tomar un café
—sólo, casi insípido de tan largo—
en el bar justo al lado de mi estación,
se parece a un desayuno
en una callejuela de Porto,
mientras el Douro parte los barrios
como un azulejo marino y quebrado.
Luego, el camino
de vuelta a mi casa sería igual
a un paseo por las Carmelitas,
una estantería de mi cuarto,
idéntica a la librería Lello.
Tal vez el recuerdo de un beso,
una miga dulce en la garganta
de la memoria. Podría,
pero nunca estuve allí.