—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Saltar al precipicio de la noche
abandonando toda esperanza.
Dejar la conciencia en su estantería,
con su duermevela,
y recuperar la animalidad blanda,
púrpura, viscosa y salada, del sueño
Morir a la noche, al claudicar de los ojos.
sin velatorios ni duelos. La oportunidad
del ruido de las persianas de los bares.
La pátina de la piel de los caballos
exhaustos. Y su aliento entrecortado.
Nada está mientras no estoy
—ese sueño o esa muerte hipotecada—.
Yo te vi dormir y conozco de tu sístole
y de tus arritmias, pero nada sé
de mi músculo y de mi aliento
cuando no sostengo el timón, la rienda,
o el equilibrio de la botella.
Despertar, alumbrarse al día
sin identidad, sin rastro en la memoria.
Inmaculada la impronta de soles
y de decepciones, vacío
el recuerdo de naufragios y cinturas.
Niego todo lo expuesto si la noche
que niego es una noche a tu espalda.
Aún y así,
no me dejes madrugar
mañana.
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