Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".

piel y lienzo

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no renuncio a la síncopa adormilada
del eco de tus pasos
—descalzos y acolchados,
percusivos y envueltos—,
ni a la rémora del aire que mueves
en tu desplazarte y que es
el mismo que empuja esta mano
izquierda
al lienzo o a la piel

no deserto de ese saberte acercándote,
avanzando por el pasillo,
por la carretera, por el túnel,
por la comisura de la distancia,
por el párpado del deseo, resbalando
como una gota
por el cuello de una botella,
o por el tuyo

no dimito, tampoco, del hueco que queda,
del combustible de la despedida,
del chispazo de la profecía,
del sudor que se seca,
que se cuartea y exhala
por su misma grieta
la sed de más sudor,
las ganas de más ganas,
el renovado contratiempo
de tus pasos, de nuevo, acercándose

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Esta entrada fue publicada el mayo 20, 2015 por en Lecciones de anatomía para suicidas inexpertos.
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