Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".


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AL FINAL no cayó ni una gota,
tú andabas a cinco mil pies de altura,
andaba el mundo huérfano de hospitalidad
y sobrado de huéspedes.

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A pesar de los aviones, las copas
de los árboles no se movieron ni un milímetro.
A pesar de la amenaza gris de un cielo gris
sobre el suelo gris de las avenidas.

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Al final no cayó ni una gota
y pasé la tarde mirando el cielo,
con la boca abierta, rebuscando estelas
de aeronaves que te lleven o te traigan.
Calculando las fintas de las aves
que expliquen la materia de la que está hecho
el aire.

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Igual estás ya, a estas horas, en tierra.
Igual aterrizaron ya todos los aviones
y las terminales escupieron a todos los pasajeros.

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Al final no cayó ni una gota
pero yo sigo con la garganta llena de queroseno.

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Esta entrada fue publicada el octubre 9, 2016 por en Uncategorized.
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