Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".


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LA GUITARRA se cayó de la silla
y se quebró el cuello en el suelo.
Fue una caída extraña:
como en cámara lenta, como
planeando en el descenso.

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Era una noche de cielo
forrado de gomaespuma
y de luz fluorescente que titila.

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Igual quería, la guitarra,
poner fin a su existencia,
contando con la altura del mueble
y la tensión de las cuerdas.

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Era una noche de gritos
y de frenazos, de vaho
en los ojos y en los parabrisas.

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Fue, al final, una fractura leve,
que el luthier redujo
e inmovilizó sin problema.
Le dio el alta enseguida.

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Se hacía de día en astillas.
Amanecía en añicos.
Madrugada de espinas.

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Esta entrada fue publicada el octubre 20, 2016 por en Uncategorized.
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