Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".


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UNA GUITARRA con el cuello roto
es una fractura irreparable de la luz.
Es una herida imposible de suturar
por la que escapan las horas, la sal, el agua…
Una manifestación empírica de lo definitivo,
de aquello que nunca regresa al origen.
De lo que ya jamás volverá a ser árbol,
ni semilla, ni brote, ni promesa, ni manos.
Ni siquiera posibilidad.

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El luthier lo sabe, y aún así…

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el luthier selecciona madera, la talla,
la trastea, la pule… Y adhiere al cuerpo
de la guitarra yaciente
un mástil nuevo, con el cuello ileso.
Construye entonces el cadáver intacto
de otra probable guitarra que quizás suene
—a la manera que los zombies deambulan—,
que quizás hable, que tal vez llore..

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Pero seguirá siendo, a pesar de todo,
una guitarra con el cuello roto.

Y aún así…

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Esta entrada fue publicada el octubre 30, 2016 por en Uncategorized.
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