Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".


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SOÑÉ CON mi hijo.
Soñé con alguien parecido a él.

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Todo era como abrir los ojos
debajo del agua.

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Iba conmigo, charlábamos.
De pronto desaparecía
y la sal me dañaba las retinas.

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Soñé que ya no estaba
en ningún rincón, ninguna calle
de ese fondo marino.

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Luego soñé que lo divisaba,
a lo lejos, sentado en un banco,
con otros dos o tres jóvenes.

_
Me acercaba y crecía en mí
la posibilidad de que mi hijo
estuviese haciendo algo terrible.
Corrí hasta llegar a su altura
—esa torpe gravedad subacuática—,
vi que él era yo, a su edad,
________________ naufragando.

_
Sabía que soñaba
pero no ma atrevía a despertar,
por si en la vigilia de la superficie
hubiese vuelto a alejarse.

_

jovenes_sentados_banco

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Esta entrada fue publicada el noviembre 28, 2016 por en Uncategorized.
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