Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.
—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
doble
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Ni el mismo río, ni el mismo
reflejo en la piel del agua
—una imagen ondulante
y aproximada que miro
desde lejos, con los ojos
entornados—.
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Ni el mismo manantial,
ni siquera el mismo torrente
sanguíneo percutiendo la sien
—un ritmo de reloj cambiante,
un morse acelerado, una noche,
un día y todos los sucesivos—.
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Ni la misma retina, ni el mismo
cristal enfocando su doble, afilando
el contorno del iris —nervio óptico
decodificando ausencia y silencio
a partes iguales, en el lóbulo preciso—.
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Luego ella, por un momento,
abandona su tarea y me dice
que llevamos mucho rato sin besarnos.
Y se atan todos los reflejos en su original.
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Tus ojos, mis manos, y otros desiertos. 