Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".

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veo pasar todos los días
un anciano a la misma hora,
es, me digo, el viejo de las nueve,
lento en sus pasos y en su mirar,
vigilando el tráfico, temblando un poco
en el hombrecillo verde del semáforo

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asimétricas, sus piernas le llevan,
salvándole de los peces mecánicos,
íncubos en la pecera del asafalto

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arrastra siempre consigo un hatillo

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alberga un pájaro en una jaula
cubierta por un pañuelo cuadriculado,
enseña a todos su contenido, pero
reniega si le invitan a liberar su ave,
cuenta que si ese jilguero escapase
acabarían también sus horas y sus horarios,
respiraría por última vez
mientras esas alas se alejan
escribiendo un morse en el viento

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alguna mañana pasa después de las nueve

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sucede sólo cuando llueve, cuando
una cortina de agua lo bendice

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pasea entonces más despacio,
ambas manos en los bolsillos,
inmune a miradas y a frenazos,
siente entonces, creo, algo parecido
a un pájaro enjaulado en sus costillas,
jadeando una sed jamás calmada,
en esos días, yo soy el viejo de las nueve

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Esta entrada fue publicada el agosto 30, 2017 por en Uncategorized.
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