Tus ojos, mis manos, y otros desiertos.

—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".

pozos

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Una mujer regando el portal,
salpicando el suelo con la mano.
El rocío labrando joyas
en las yemas que resucitan.
Un plato inundado
como pedestal de una maceta.
Un perro que se sacude
la tormenta de su lomo.
Mi abuelo levantando
el portón de aquella acequia.
El cauce de cualquier río
discurriendo hacia el misterio.
Espuma amarilla y tóxica
en las orillas de un charco.
Los aspersores sembrando
fuegos artificiales.
Mi abuelo secándole el sudor
al mundo, con su pañuelo.
La lluvia, cada vez más rara,
desgastando las aristas.

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No nos vemos en el reflejo del agua
hasta que no nos miramos en el agua
_______________________ de otro.

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Al final somos eso,
animales rabiosos que esperan
su agua en silencio, entre las ruinas
de los pozos cegados, para lubricar
las junturas de los huesos.

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Esta entrada fue publicada el septiembre 5, 2018 por en Uncategorized.
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