—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Se me duerme la mano
y se me espacia la palabra
como el latido de un animal
grande y oscuro. Como el aliento
de un moribundo lúcido y varado.
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Se me duerme la mano
como un mar gris y sosegado,
y los versos ya no me estallan
contra los acantilados
ni borran de espuma las huellas.
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Se me duerme la mano
como el barro que se cuartea,
y mi voz se esconde en la grieta
—vocación de semilla con suerte—
hasta la próxima tormenta.
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Mi mano dormida dice
un pulso más sereno, un gesto
que camina en la brisa y en el suelo,
en la arena, en la hiel y la saliva,
y en mi mano mientras se duerme.
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