—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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El mundo inventó la lluvia
para que alguien lo contara.
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Conjuró el ruido del viento
para que no nos volviéramos locos.
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Hizo el árbol, con su copa, su raíz,
para que la asfixia fuera voluntaria.
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Se echó a rodar, el mundo,
para darnos la noche a los idiotas.
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El mundo inauguró el tiempo
para que no nos creyésemos dioses.
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Nos regaló el sueño y la duermevela
para borrarnos toda certeza.
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Nos hizo cóncavos o convexos
para tentar la espesura de la sangre.
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Convocó el hambre, el dolor, el grito,
para que sus ecos poblaran los valles.
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Concibió la cúpula celeste
para darnos idea de nuestro tamaño.
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El mundo pergeñó el miedo
para envolver la felicidad con su ausencia.
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