—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
No, no se difuminan los bordes
de la vida cuando acude
─como la nieve que leve cae
en esas bolas que algunos regalan─
el sueño a nuestro cuerpo.
No se desvanecen ni colores
ni formas cuando el sopor
─como un ejército de insectos─
opera su callada invasión.
Entonces todo se ve más claro,
más nítido, más real, en el instante
─como cuando tomas el último
tren de vuelta a casa─ en el que
te releva el sabio fantasma
del trámite de la consciencia.