—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
Tengo dos hijos,
un puñado de guitarras,
demasiados libros
y cada vez menos sueños.
Algunas mujeres
dijeron quererme. Un par
lo hicieron. Una —qué suerte!—,
sigue en ello.
Es posible,
que si vas a una librería,
encuentres alguna cosa
con mi nombre en la portada.
Sigo escribiendo:
con menos ahínco,
con el mismo susto,
con la misma falta de ambiciones.
Camino, me cuido poco,
desafino cuando canto,
intento hacer mucho ruido
cada vez que me río.
La Carmela, mi madre,
es mi mejor biógrafa:
«Eres un desapegao —dice—.
Y estás muy gordo».