—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
Yo estoy aquí. En la fragua escondida de la palabra
condenada al olvido desde su nacimiento.
En la ciudad deshabitada que se alza
sobre los escombros de otras tantas
capa sobre capa de polvo y de ceniza.
En la luz sin calor, tenue y amarilla
del alumbrado de los polígonos industriales.
Yo sigo aquí. En la huella que un dios menor
dejó en un barro eterno, en el charco
que ahí se forma, las pocas veces que llueve.
En el reflejo huidizo de una lágrima.
Sentado sobre la última piedra en pie.
En pie ante el primer abismo encontrado.
Recostado contra un tronco muerto que late.
Voy a estar ahí. En la parte sumergida del hielo.
En la inconstancia jalonada de ojalás,
en el silencio entre una nota y otra nota.
En la oración del descreído, en el mantra
incansable de la ola, en el rastro
caducifolio que voy dejando en la orilla.
Detrás de los ojos de mis hijos, estoy. Delante
de aquí, en donde estoy.