—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
Entre mi mitad y el agua
se esconde toda la sombra.
Duermo la noche entera
contra su espalda desnuda
y un par de palabras suyas
bastarán para sacarme
el aire de los pulmones,
los pulmones de su estuche,
las costillas de su jaula:
así se aviva el insomnio.
Entre el agua y mi hemisferio
una trinchera insondable
va escribiendo una condena:
la de la pena de suerte.
Ni se tuerce el horizonte,
ni se disipa la niebla.
Se mueve apenas, dormida,
sólo su pecho asciende
con el motor del aliento
y el combustible del sueño.
Entre el agua y mi frontera
ni duermo ni me desvelo
(alfileres en los dientes,
alacranes en las manos).
Hasta hace poco, el otoño
era una soga colgando
de la bisagra del tiempo.
Todo recobra la calma
si me agarro a su cadera.