—«Hace más de trescientos poemas que no escribo la palabra horizonte. Por algo serás». 'Será', en "Pintura roja y papel de fumar".
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Está en la periferia del gesto,
(en las calles desiertas que transito
a las seis de la madrugada, ahora
abarrotadas de clientes que arrastran
trozos de su alma en bolsas de plástico
con colores brillantes)
y se expresa en mi mano aferrando
con firmeza la correa de mi mochila.
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Está en la periferia del gesto
(abrir la persiana del día,
ver en el parque a dos mujeres
haciendo algo así como gimnasia,
saludarlas, cuando atienden
sorprendidas por el ruido, ver,
divertido, como ellas saludan también)
y se concreta en mi mano libre
posándose suave en la piel de su cintura.
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Está en la periferia del gesto
(vuelvo en un tren atestado,
como tantas veces, y J.J. Cale
canta Cocaine dentro del túnel
y dentro de mis oídos, con su voz
cansada de todas las tablas
que yo nunca voy a pisar)
y se materializa con mi mano izquierda
crispándose en acordes perfectos
en el reflejo de la ventanilla del vagón.
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Está en la periferia del gesto
(pasé mucho tiempo
sin saber reconocerme en nadie,
ni siquiera en el extraño
que me mira desconcertado
desde el espejo. Ahora
no sabría reconocerme sin ella)
y se condensa en tics aprendidos
encima y debajo de una sábana.
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